Hay actores que tienen, por la razón que sea, un perfil dentro de la industria del cual les es muy difícil deslastrarse. En mi opinión, Rob Lowe cabe en esa categoría. Con una carrera de varias décadas, estaba destinado a los dramas o los papeles donde pudiera ser el “niño bonito” de la historia. Sin embargo, él mismo, tras superar muchos problemas personales, también parece haber puesto empeño en demostrar que tiene un rango mayor y que es más versátil de lo que le han dado la oportunidad de mostrar. Es así que Inestable, una comedia muy rara, le da la oportunidad a Lowe de regresar al humor -donde se le ha visto ya antes, pero no por lo que es reconocido- y hacerlo junto a su hijo en la vida real, John Owen Lowe. Inestable gira en torno a un genio de la ciencia (Lowe padre), científico que lidera un exitoso laboratorio de innovación y cae en una severa depresión tras la sorpresiva muerte de su esposa. Errático y distraído, debe cumplir con las expectativas de los inversionistas de la empresa muy a su pesar. Para ayudarlo, su mano derecha y gerente de la empresa, manda a buscar a su hijo para que regrese a casa y colabore en la recuperación de su padre mientras, de paso, sanan su deteriorada relación.
Lo bueno
Inestable es una gran sátira de varias cosas. Para empezar, se burla del éxito que consiguen los personajes extravagantes, poco disciplinados y nada empáticos, que no son pocos en cualquier ámbito, gracias a su carisma y poco estructurado talento. También, tiene un profundo nivel de crítica en torno a la naturaleza de ciertas relaciones personales, en este caso, padre e hijo. Hay muchas lecciones sobre la necesidad real que tienen las personas de aprender a escucharse, ponerse en los zapatos de los demás y ceder. Uno no se espera en una comedia de este tipo, tan alocada, que eso esté presente, pero termina siendo el eje de una historia tan inverosímil como divertida. Otra cosa que rescato es que la ciencia tenga un papel preponderante en la trama. Lo que motiva a Ellis Dragon (el protagonista) es construir un mundo mejor y ayudar a la gente a través de la ciencia. Todos sus inventos y descubrimientos apuntan a eso. Su “negocio” bien pudo haber sido un banco o la moda, y sin embargo, de una manera muy peculiar, la historia nos lleva a ver cómo funciona un laboratorio de innovación. Las actuaciones en general están muy bien, con un elenco que se compenetra de forma natural y que da vida a personajes diversos de manera orgánica. El papel de Anna, la inglesa que gerencia la oficina, es maravilloso y la actriz que le da vida a esta atormentada pero estoica mujer (Sian Clifford), lo hace muy bien. Lowe, hace un muy buen trabajo en su papel y se mueve como pez en el agua en la comedia.
Mi mayor problema con la serie es con el personaje protagónico, que no despierta mucha simpatía. Si bien tiene una curva de aprendizaje durante los 8 capítulos que tiene la serie, aun al final, me resulta alguien bastante detestable. Es como un niño encerrado en el cuerpo de un hombre, que no conoce límites, es egoísta, fanfarrón, despilfarrador, descuidado, irresponsable e inmaduro de muchas formas y en muchos niveles. A ver, se necesita que el personaje sea así, y aun cuando no se necesite del todo así lo quisieron los guionistas. Para mí, el problema viene cuando se romantizan estas conductas y se establece que un perfil de este tipo puede ser altamente exitoso y casi un modelo a seguir. Sin duda, posturas muy personales que creo que no ayudan, pues normalizan cosas que no creo que estén bien.
Lo feo
El actor y comediante con raíces venezolanas, Fred Armisen, tiene un papel recurrente en la trama que – a la larga- resulta fundamental para el desarrollo de los acontecimientos. Generalmente me gusta mucho el trabajo de Armisen, pero en esta ocasión no es así. Lo siento un poco payasesco y es el único en ese tono. Creo que está un poco excesivo y que desde la contención lo hubiera hecho mejor. Creo que además le faltó un poco de desarrollo a ese personaje, que bien se lo hubiera podido dar a través de su exesposa, quien en lo poco que aparece, promete ser muy interesante y divertida. En todo caso, al ser una farsa, hay ciertas libertades que se pueden dar que en otros géneros serían impensables. Al final, Inestable es una serie ligera para quien así la quiera ver, con bocados de exquisita escritura colados en los diálogos generales y un formato muy digerible.