Lo bueno
Hay que reconocer que la producción de Glamorous es impecable, aunque no esté al servicio de mucho. En cualquier caso, es una vitrina de exposición para realidades y minorías que no siempre se ven en pantalla, o al menos, no todas juntas. El gran valor de esta serie puede ser su necesidad de ser pertinente al momento actual, aunque se sienta un poco forzada, como salida de una reunión de mercadeo que analizaba un focus group y donde sencillamente se decidió poner todo, sin editar.
Lo malo
De entrada, no es una serie que se sienta original. Es una suerte de fusión de Sex and de City, Ugly Betty y El diablo viste a la moda pasada por un filtro muy LGTB. De hecho, en la serie hay gays, bisexuales, lesbianas, trans, queers, drags… todos y cada uno de los colores del arcoíris de la diversidad. Eso no está mal, per se, pero de nuevo, se siente un poco forzado. El único personaje abiertamente heterosexual es el Kim Catrall, quien -de paso- trata de iniciar una relación amorosa sin éxito y es manipulada por un malvado hombre. A todos los demás personajes a los que se les da una vida romántica, lo logran con éxito en el espectro de la diversidad. Y ese es otro de los problemas, la superficialidad de los personajes, que son casi caricaturas y parecen no tener una vida interior que valga la pena mostrar. Hay muy poca investigación sobre cómo funciona realmente el mundo de la belleza y se simplifica, quizás en exceso, una industria que es muy compleja desde muchos ángulos.
Lo feo
A fin de cuentas, la serie termina siendo el coming-of-age de Marco, el joven al que da vida la youtuber, actriz y cantante estadounidense transgénero, Miss Benny. El problema es que su personaje aparte de ser inmaduro es mala persona, usa y desecha a la gente, no tiene límites de lo que es correcto o incorrecto, pertinente o no, es innecesariamente superficial y lo peor, es que todo lo excusa con su falta de experiencia en la vida, cuando en la mayoría de los casos, sus malas decisiones son temas de criterio elemental. Personalmente, me pareció lamentable que se perdieran oportunidades de hablar de cómo la gente trata de buscar en las redes sociales la aceptación que no consigue en la vida real, cómo se crean personajes ante el vacío de relaciones sinceras o duraderas y de lo necesarias que son las redes de apoyo para superar las crisis. Pero bueno, la serie es más cosmética que ética y seguramente va dirigida a un público al que le preocupan más otros temas.