Cada vez que veo una película animada me emociono, independientemente del estudio que sea responsable de la producción. Y es que para mí, este tipo de cintas son magia pura y la posibilidad infinita de contar historias que de otra manera sería mucho más complejo. Creo que es bueno entender que el hecho de que sea una película animada no la hace necesariamente infantil, que nadie se confunda. Sin embargo, la cinta de la que quiero hablar hoy, La familia Mitchell vs. las máquinas, es un material que sin ningún problema puede verse en familia y que de hecho, es perfecta para compartir con adolescentes e infantes. Está en la plataforma de Netflix. La película cuenta la historia de una familia que hace un viaje para llevar a su hija adolescente hasta la universidad, donde empezará a estudiar, para intentar reconectarse en el camino, sin imaginar que su viaje coincide con un colapso mundial tecnológico que amenaza a la humanidad.
Lo bueno
Creo que lo mejor que tiene esta película es que maneja un discurso visual absolutamente contemporáneo y de esta época. Es actual. No sé si en unos años se sentirá pasada de moda, pero hoy, es tal y como es la vida. Adicionalmente, y pasando de la forma, puedo hablar del fondo. Es una cinta que toma las diferencias que puede haber en una familia y las normaliza para explicar que la familia perfecta es la que se acepta tal y como es, sin compararse con otras. Adicionalmente, muestra cómo es necesario que para que las cosas funcionen, todos tienen que hacer un esfuerzo, independientemente del rol que cumplan en el grupo familiar. La cinta también hace fuertes críticas al uso excesivo de la tecnología y de cómo aparatos como el celular han tomado espacios antes ocupados por las relaciones personales, la ambición corporativa y el rol aspiracional de las redes sociales. La familia Mitchell vs. las máquinas está llena de humor, referencias para todas las edades y una agenda de inclusión clara, pero muy orgánica. No es una película que aburra o que se acabe sin que te deje pensando.
Lo malo
La propuesta visual, que es lo que la hace tan buena, es a la vez algo que puede convertirse en un freno para quien no comparta esas referencias o se le hagan muy rápidas, abstractas o fuera de lugar. Quizás para algunos abuelos o padres no sea la cinta más fácil de seguir. Aunque la historia sea lineal, todas estas intervenciones gráficas pueden desconcertar un poco. Que esté orientada principalmente a los nativos digitales es tanto su gancho como su debilidad.
Lo feo
Si bien la cinta precisa una trama para funcionar, me resulta un poco extremo que se necesite una situación un tanto fantasiosa y al límite para que los personajes se den cuenta de sus fallas y sus oportunidades, para descubrir que juntos -como familia- son más fuertes que solos. El tema de la disfuncionalidad familiar se arregla un poco “como por arte de magia” cuando el agua llega al cuello y se aleja de la cotidianidad que las familias reales viven. Igual, sirve el extremo de espejo, pero no deja de ser un poco disparatado. Lo que quiero decir, es que los miembros de esta familia aprenden a aceptarse, reconocerse y disfrutarse tal y como son por que se enfrentan, accidentalmente juntos, al fin del mundo.