Desde que tengo uso de razón he sentido fascinación por Brooke Shields. Me parece que sin duda alguna es uno de los rostros más hermosos que han pasado alguna vez por la gran pantalla. Luego, cuando años después demostró su talento para la comedia, me pareció muy justo que se le valorara por algo más que su apariencia. No soy un obsesivo, pero sí puedo decir que conozco bastante de ella. Por eso, cuando se anunció que el documental Pretty Baby saldría y hablaría de su vida, de inmediato quise verlo. Por suerte, aunque en los Estados Unidos el material está en la plataforma de Hulu, en Latinoamérica puede verse en Star+. Allí lo vi y acá mis impresiones.
Lo bueno
De entrada, debo decir que me pareció una muy buena idea que el documental tuviese dos partes. No hay reglas para lo que debe durar un documental, eso es cierto, pero cuando se tiene la ambición de abordar la vida de alguien, pensar que un formato de una hora y media o dos horas va a ser suficiente para recorrer esa existencia, suena, cuando menos, arriesgado. En especial cuando se habla de alguien como Brooke Shields, quien ha estado en el ojo público desde que era una bebé. El documental hace un seguimiento muy serio, balanceado y veraz de la vida de la actriz de La laguna azul. Se tocan los puntos incómodos, hay confesiones inesperadas y el número y calidad de las fuentes que dan sus testimonios nutre muchísimo el producto. Que Brooke lleve la voz cantante da pie a que otras personas complementen, reafirmen y amplíen sus ideas. Queda clarísimo que Shields no sólo sigue siendo una mujer bellísima, sino que siempre fue mucho más inteligente de lo que la gente quiso o estaba dispuesta a ver. El caso de Brooke es un ejemplo perfecto de lo ha sido pasar una vida a merced de los juicios sobre su imagen, de sexualizarla desde que era una niña y de limitarla en función de lo que se esperaba de ella. El documental sin duda nos hace reflexionar sobre cómo eran las cosas y qué tan cómplices silentes hemos sido en muchos casos. Sin embargo, es una celebración de la voluntad y la búsqueda de la libertad personal que no puede ni debe menospreciarse.
Lo malo
El documental no busca en ningún momento victimizar a Brooke Shields. Las mismas situaciones vividas por la artista se encargan solas de dejar en claro lo desbalanceadas que eran las relaciones familiares, laborales y personales que experimentó. Sin embargo, algo que a mí personalmente me hizo falta fue hablar del dinero. Someramente se toca el tema, pero creo que enfrentarlo con franqueza puede ayudar a entender lo que subyacía detrás de ciertas decisiones de la madre y manager de Brooke. La actriz cuenta, por ejemplo, que tras egresar de la universidad de Princeton, pasó varios años sin trabajar, pues nadie le ofrecía papeles en el cine o la televisión. Hubiera valido la pena saber de qué vivieron tanto ella como su madre en esos años. Y no se trata de decir que la explotación de la que fue objeto de adolescente estaba justificada, pero sin duda explicar que esas situaciones ocurrían y siguen ocurriendo porque son rentables. Esto no desmerita en lo absoluto en valor del documental, pero para mí, era un punto importante a tratar. En todo caso, siempre vamos a encontrar cosas que nos hubiera gustado ver en un documental y que no están. Esta es una de las mías.
Lo feo
Considerando el privilegio que fue tener acceso a tantas fuentes y a la misma Brooke hablando en primera persona de sus experiencias, creo que hubiera sumado mucho tener los testimonios de su actual esposo y de sus dos hijas. Ya hacia el final del segundo episodio puede verse la dinámica familiar de Brooke durante una cena en la cual se conversa sobre temas interesantes, pero creo que hubiera podido ir más allá. El esposo de Shields es un poco la bisagra entre la Brooke del pasado y la actual, un testigo de lujo del cambio vivido por la actriz. Sus hijas, por otra parte, solo conocen a la Brooke nueva, y creo que sus impresiones de cómo es ella como madre (después de haber tenido una progenitora tan sobreprotectora y tóxica) hubiera sido un aporte interesante. En todo caso, estas son solo opiniones. Sea como sea, se trata de un documental muy bien hecho, muy completo, que busca inspirar más que generar lástima o compasión. Un claro ejemplo de cómo abordar la vida de una mujer y darle la oportunidad de contar su versión de la historia con justicia. Ojalá el documental de Pamela Anderson hubiera seguido más este camino.