Cuando vi que era una película española protagonizada por Juan Diego Botto, se pasó el suiche directo a mis años universitarios, durante la década de los 90, de visitar las salas del Ateneo de Caracas y La Previsora. Me lancé sin pensarlo en esta historia que aun hoy, a días de haberla visto, me resulta rara. Rocambola es la historia de un ladrón de poca monta que en medio de un robo habitual, se ve implicado en una situación que escapa de su control y que se complica de manera inesperada. La cinta, dirigida por Juanra Fernández, está disponible en Amazon Prime Video.
Lo bueno
La cinta tiene una premisa muy interesante y posible, pero allí se queda. Eso sí, hay que reconocer que el uso de recursos muy limitados está muy bien. La casa en la que sucede todo resulta real porque es real, no un estudio, aunque no parezca un sitio donde vivirían los personajes de la trama. Pero incluso así, se presta sin problemas para contar la historia. Las actuaciones funcionan en un nivel elemental para que la trama avance y responden tan bien como pueden a un guion y una dirección con baches. El ritmo de la cinta no es malo, pues cada tanto va teniendo giros inesperados, que no por ello son buenos o responden a causas reales.
Lo malo
Sin duda, el guion de Rocambola es su mayor debilidad. Y lo realmente triste es que no es la idea per se, es el tratamiento que esa idea tiene. La manera en la que es llevada hace que se vuelva en más de una ocasión algo inverosímil, que con tan solo unos ajustes, pudiera estar bien. Los personajes toman decisiones muy tontas, muy poco acorde con ellos y todo debido a las concesiones que el guion hace para que la historia fluya hacia la dirección que le interesa. Que igual pudiera llegar al mismo destino pero con mejores herramientas.
Lo feo
La idea de querer darle un barniz pseudo intelectual a una historia que ni remotamente lo necesita es para mí lo más innecesario de la película. Muchos de estos problemas se reflejan en el desarrollo de los personajes, que se convierten en espejos fraccionados del autor y no en entes con una vida, motivaciones, virtudes y defectos propios. Estas fallas de identidad de los personajes se reflejan en una dirección de arte que resulta forzada, poco acorde con la historia o intereses de los personajes. En fin, la cinta resulta un ejercicio de optimización de recursos, pero no uno exitoso de escritura o dirección.