El tema de las sirenas siempre me ha gustado. No ha sido una obsesión, pero la idea de estas criaturas híbridas que desde la belleza causaban el caos, me parecía fascinante. Recuerdo que de pequeño, una de mis partes favoritas de la película Peter Pan era cuando aparecían las sirenas, porque además, no eran tan buenas como se veían. Ese origen mitológico que ha cautivado a tantas generaciones no deja de sorprenderme, porque son muchas las criaturas que pudieran compararse con las sirenas, y sin embargo, ninguna otra causa el mismo furor que ellas. Con la salida de la versión Live Action de La sirenita, de Disney, parece que el tema ha cobrado vida en la palestra y se aprovecha como sea. Netflix acaba de estrenar en su plataforma una serie documental breve llamada MerPeople, la cual gira en torno a la fascinación -a veces extrema- que algunas personas sienten por las sirenas. Al principio, cuando comencé a verla, no sabía si era algo en serio o una parodia, dado lo disparatado de algunas de las situaciones que se presentan. Pero es en serio, muy en serio. Vale la pena verla darse una idea de lo que pueden hacer las personas para llenar algunos vacíos y de lo que no sucede en países con problemas distintos. MerPeople sigue a varias personas involucradas en el “sirenismo” desde diferentes ángulos y por distintas razones. Es un viaje en que se acompaña a los diferentes protagonistas -hombres y mujeres- a alcanzar sus sueños, por locos, desmesurados o descabellados que parezcan.
Lo bueno
Nunca me imaginé lo grande y denso que era el mundo de las sirenas en los Estados Unidos, mucho menos que hubiese tantas personas empecinadas en hacer de estas criaturas imaginarias un modelo a seguir en la vida real. Por eso, le doy crédito al documental, por exponer una cosa que creo que es de nicho y que no mucha gente conoce o siquiera se imagina cómo es en realidad. La variedad de filones que aprovecha el documental también sorprende, aunque a veces hace pensar que son muchos y que tal vez valía la pena segmentar un poco y quedarse con alguno de los temas, bien fuera el negocio, la nostalgia, la inclusión, el escape o la fama. El documental cuenta con muy buenas fuentes en cada uno de los temas que toca. Adicionalmente, usa muy bien el material de archivo que tiene para dar un contexto histórico a un fenómeno que no es reciente y que no puede siquiera pensarse que tiene que ver con La sirenita de Disney de 1989. El show sale en un momento perfecto en el que las sirenas y las discusiones sobre ellas están a la orden del día, así que ese elemento de mercado es admirable.
Lo malo
Es cierto que el documental está centrado en una realidad estadounidense, pero aun así, llega un momento en el cual la variedad de temas que toca resulta un poco abrumador. Me puedo poner en el lugar de los productores y entender perfectamente que una vez frente al tema, se dieron cuenta de que habían abierto la caja de Pandora y que todo lo que había era un poco incontrolable. En todo caso, no deja de ser curioso que no hay el menor intento siquiera de circunscribir todo este abordaje del “sirenismo” a los Estados Unidos. Hay ciertos esbozos que apuntan a lo costoso que resulta querer ser una sirena profesional, pero nunca queda explicado explícitamente, con cosas como cuánto cuesta la cola, cuánto se gasta en maquillaje, cuánto cuesta participar en una convención, qué tan rentable es para las sirenas que han logrado la fama, cuánta gente tiene esta afición actualmente o cuánto debe trabajar una sirena profesional para cubrir sus gastos, por ejemplo. El documental se queda en una capa muy emotiva que a veces resulta empalagosa. Falta un rigor que venga menos desde la experiencia personal, desde un entrenador físico que hable de los requerimientos que esta actividad hace al cuerpo hasta un psicólogo que trate de explicar la fascinación por estas criaturas.
Lo feo
Después de la pandemia que vivimos mundialmente ya se había avisado que una de las tendencias que iba a venir era la de la fantasía, como una manera de poner de lado la rudeza de la vida y las cosas malas. Evasión total de la realidad. Sin duda, el “sirenismo” es una prueba fehaciente de los pronósticos. Toda esta movida se ha convertido en una suerte de los nuevos juegos de rol o cosplay, en ambos casos, industrias millonarias en los Estados Unidos. Creo que en vista de eso, hubiera valido la pena ahondar un poco más en los problemas de los protagonistas de la serie para entender de qué están escapando o qué tratan de superar al ponerse una cola de pescado y meterse al agua. Sí es cierto que en algunos casos se habla de cómo nació la fascinación de estas personas por las sirenas, pero no es lo mismo y no está estandarizado narrativamente el tema. En ocasiones se sienten como cabos sueltos y eso lleva a deslegitimar un poco esta afición, pues parece más un hobbie que una herramienta para conquistar un miedo, superar un trauma o hacer las paces con algo. Es lamentable, y estoy seguro de que así será, que mucha gente verá este documental y pensará “cantidad de gringos ridículos que no tienen problemas de verdad y se disfrazan después de viejos para perder el tiempo”. No dudo que no haya casos así, pero sin duda, al ver el volumen de esta tendencia, es fácil sospechar que hay algo más grande detrás de todo esto. Algo que no queda explicado en MerPeople.