Cada vez que me topo con una película sobre la Inquisición -en la plataforma que sea- me entrego sin reservas a verla, pues creo que es un nefasto capítulo en nuestra historia lleno de terror, suspenso, intriga y sobre todo, luchas por el poder, sobre el cual queda aún mucho por explorar. Akelarre es una película española disponible en Netflix que no defrauda. Todo lo contrario. Una historia sencilla, hermosamente contada y con un trasfondo mucho más profundo del que se realmente se presenta con la excusa de la cacería de brujas a finales de 1609 en el País Vasco francés. Para mí, ha sido una de las mejores cosas que he visto en lo que va de año.
Lo bueno
Akelarre es abiertamente una historia feminista. Imposible no serlo cuando se habla de un tema como la cacería de brujas durante los tiempos de la Inquisición. Pero más allá de eso, habla de las relaciones entre hombres y mujeres, del poder, de las frustraciones y deseos masculinos reprimidos. Darle un contexto histórico a una discusión tan vigente como la de los derechos de las mujeres, siempre se agradece. Ahora bien, de la película como tal, hay que hablar de unos valores de producción muy sencillos pero valiosos, un excelente elenco, actuaciones muy sólidas, dirección de arte impecable y maravillosa música. La cinta está llena de pequeñas pero invaluables buenas decisiones que se van acumulando para sumar en la historia. Que hablen en vasco y en español, es una de ellas, pues le da visibilidad a una lengua que poco aparece en el cine y tiene todo el sentido del mundo en la historia. Ver hacia adentro y encontrar historias propias donde el horror es el eje central es otro gran punto. No hay que importar cuantos cuando se tiene una historia tan rica.
Lo malo
Aunque toda la historia funciona como una aceitada maquinaria de relojería suiza, personalmente me hubiera gustado que se hubiera desarrollado más los personajes de las “brujas” antes de que fueran catalogadas como tales. Hay ciertos indicios de sus vidas previas que van sumando y construyendo lo que viene, pero haberlas conocido antes de ser víctimas, creo que hubiera sido muy bueno para que el espectador generara ciertos vínculos de empatía y simpatía por ellas, incluso, que tuvieran una afinidad especial con alguna de ellas. Igualmente, creo que explorar un poco más en los demonios internos del inquisidor hubiera enriquecido mucho la trama y explicado bastante su conducta e impulsos. Se da una idea, pero no llega a ser lo explícita que pudiera ser su lucha interna.
Lo feo
Yo hubiera amado que la película fuese un poco más larga, y no porque quedaran temas no resueltos o se haya apresurado el desenlace, es solo que la estaba disfrutando tanto que no quería que se acabara. Lo feo realmente de la película no es de la cinta como tal, es el tema. Pensar en que en efecto una institución como la Inquisición existió y que estuvo financiada y fue fomentada por la Iglesia Católica, es algo que hoy por hoy por hoy aún me deja perplejo. La cantidad de mujeres que fueron víctimas de los desmanes de la Inquisición creo que nunca la llegaremos a tener clara del todo. Se habla mucho -y con razón- de no repetir cosas horribles como El Holocausto, pero creo que poco esfuerzo se hace por levantar la voz para que algo como las cacerías de brujas de la Inquisición se repitan. Hoy vivimos una nueva versión de este fenómeno con la “cultura de la cancelación”, donde la gente no tiene derecho a un juicio justo o a presentar si quiera sus argumentos. Los siglos han pasado, pero la esencia es la misma.