He de reconocer que conozco muy poco del cine polaco, pero aún así, parece que me debato entre lo más granado y lo más comercial del mismo. Paso de películas intensas de Paweł Pawlikowski a historias ligeras y nada trascendentales como Todos mis amigos están muertos, que es precisamente la que me pone a escribir acá. Se trata de una comedia juvenil un tanto oscura, que igual toca ciertos aspectos serios. No se trata de una cinta que vaya a terminar en una entrega de premios de festivales tipo A, pero pasar el rato, funciona. Una fiesta de fin de año termina siendo el marco de una desconcertante escena del crimen en la cual, muchos adolescentes mueren y solo una sobrevive. Todos mis amigos están muertos está en Netflix.
Lo bueno
Mantengo que siempre vale la pena ver cosas fuera de la industria de Hollywood para que el ojo descanse y se nutra de estas cosas. Esta es una película divertida y sin mayores aspiraciones, literalmente para pasar el rato. En Todos mis amigos están muertos se burlan un poco de los estereotipos juveniles y sus actividades. Plantea una situación extrema que se desencadena cuando las cosas se salen, accidentalmente, fuera de control. No es realista, pero abre las puertas a un universo que lo necesita para que la historia fluya. El final es realmente inesperado y abre un interesante debate casi metafísico.
Lo malo
Quizás el experimento de ahondar en los personajes para darles mayor profundidad hace falta. También que la película tenga un mejor ritmo narrativo y que ciertas historias no se queden colgando hasta que deciden retomarlas. De nuevo, muchas cosas resultan un tanto ilógicas, pero es la licencia que se toma el director, más de una vez, para poder llegar al final de la película. Hay muchos personajes que sobran y solo están de relleno. Hubiera valido más la pena concentrarse en menos de ellos, pero darles más valor y protagonismo.
Lo feo
Hay algo que Todos mis amigos están muertos tiene, y es que se queda a medio camino entre ser una película gore o no. Igual pasa con el elemento sexual, que es casi una caricatura sin realmente llegar a serlo. Hay cierta timidez en entregarse abiertamente a estos temas, que más allá de que me gusten o no, definen un poco el género de comedia de terror juvenil. Es una película que retoma una fórmula de los años 90, pero sin terminar de rendirle tributo o llevarla más allá.