Lo bueno, lo malo y lo feo de Manos a las sobras
Netflix ya tiene disponible en su plataforma la primera temporada del reality show de cocina Manos a las sobras, en el cual, lo que se busca es encontrar al cocinero más talentoso en el arte de convertir restos de manjares en nuevos y suculentos platillos. Son ocho capítulos en total, en los cuales participan 3 cocineros por episodio. El panel del jurado está conformado siempre por la actriz y cantante Jackie Tohn, el foodie David So y la chef Rosemary Shrager. Es un show que hereda la estructura, el humor y el ritmo de Nail It, pero con un perfil más constructivo y maduro y una representación orgánica y sin aspavientos de cuanta diversidad existe.
Lo bueno
Para empezar, creo que hay que felicitar un programa que en la situación actual que atraviesa el mundo, apueste por el aprovechamiento máximo de los recursos y sea empático con el televidente (que no siempre va a poder cocinar langosta o filete). Adicionalmente, me parece excelente que la incapacidad para cocinar no sea el talento que se le reconoce a los participantes, sino su experiencia y creatividad para convertir un platillo en otro bajo la presión del tiempo.
Igualmente rescatable son los suministros que les dan a los participantes para cocinar. Si bien es un programa estadounidense, se apega con verosimilitud a su contexto en términos de ingredientes y recetas. Es un programa que tiene humor, pero con el cual se aprende y se encuentra la inspiración para probar e innovar en los fogones.
Lo malo
Tras ver la primera temporada completa, me llamó la atención algo. Para prácticamente todos los participantes y el jurado, la única manera de cambiarle la sazón a un plato y convertirlo en otro, es cambiarle su origen geográfico. Si bien es lógica esta estrategia, no parece ser la única, pues dentro de una misma línea gastronómica se pueden encontrar varios platillos similares sin que eso pudiera derivar en una evaluación negativa de la creatividad del cocinero. En todo caso, este camino de cambio geográfico resulta útil para conocer un menú quizás algo remoto y ajeno a la carta regular casera. Creo que igual valdría la pena hablar de platillos sin amarrarlos a un lugar de origen o solo destacando la inspiración y no esperando un clon de la foto que ilustra la enciclopedia.
Lo feo
Creo que aunque el programa termina dejando un muy balance, se puede ver que se hace con un presupuesto mínimo, y que con una inversión un poco mayor brillaría más. Aunque no está mercadeado como tal, se siente como un spin off de su antecesor Nail It, con lo que siento que su identidad se ve un poco comprometida, ya que es en fondo mucho mejor, pero no visualmente. Por fortuna, hay una enorme área de oportunidad y mejora al tratarse apenas de la primera temporada.