De nuevo, y como ya es mi costumbre, me lancé a ver una miniserie en Star+ sin saber nada de ella. Se trata de Candy: Una historia de pasión y crimen. Lo único que pude deducir del show es que era con Jessica Biel, quien creo que es más famosa por ser la esposa de Justin Timberlake que por una carrera profesional que acumula ya no pocas décadas. En todo caso, me lancé al vacío, vi los 5 episodios en dos días y me sorprendió mucho. La trama de la miniserie, basada en hecho reales y condimentada con no poca ficción, gira en torno a Candice Montgomery, un ama de casa clase media de Texas, que se ve involucrada en el juicio por asesinato de una vecina, con cuyo esposo ella mantenía una aventura amorosa. Truculenta como suena, la serie no es una telenovela y tiene cosas muy bien logradas. Vale la pena darle una oportunidad.
Lo bueno
Nunca he sido fan de Jessica Biel, pero debo reconocer que en esta ocasión me sorprendió. Nunca la había visto en un registro similar y creo que quizás no había realmente brillado porque no le habían dado la oportunidad de hacerlo. Para mí, es sin duda su mejor trabajo. Biel da vida a una ama de casa perfecta, buena madre, buena esposa, que colabora y canta en la iglesia, que es amiga de sus vecinas, una Stepford wive con todas las de la ley. El tema es que se aburre y se busca un amante para darle sabor a su vida. Y allí comienzan sus problemas y una dualidad que Biel representa bastante bien. Otra cosa que la serie hace maravillosamente bien es recrear estéticamente la bisagra entre las décadas de los años 70 y 80. La ambientación es sencillamente maravillosa hasta el más mínimo detalle y -aunque la historia transcurre en Texas- visualmente se siente que pudieran ser vecinos de la familia que acoge a ET en California un par de años después. La edición de la serie es fundamental para que la historia funcione y no sea ni aburrida ni predecible. La serie hace una sutil pero acertada radiografía de la sociedad tejana: familiares, religiosos, armados y sociables.
Lo malo
Si bien la serie le da la oportunidad a Biel de lucirse, es poco el espacio que deja a otros personajes para lograr algo similar. Solo se consigue salvar Melanie Lynskey, como la vecina que muere, Betty Gore. Lynksey hace un gran trabajo como una madre de suburbio con un matrimonio en crisis, sobrepeso tras su último embarazo y un nuevo bebé en camino. Ella lleva una tristeza que logra hacer tan real que provoca protegerla. También lleva una frustración y una rabia que conjuga desde una contención muy precisa. Sin embargo, el resto del elenco resulta un poco circunstancial y no se aprovecha como quizás pudo hacerse, en especial al momento del juicio. Esto no es necesariamente una falla, pero sí se extraña no aprovechar un buen ensamble cuando se dispone de él.
Lo feo
Desde el principio, la congregación religiosa a la que pertenece la protagonista parece tener una importancia fundamental en la historia. Nos sirve para presentar al personaje principal, sus actitudes, su relación con la comunidad, su afán por ser perfecta, querida y aceptada. Pero con el transcurrir de la trama, el rol de la iglesia se va diluyendo hasta prácticamente desaparecer. Hubiera sido bueno, por ejemplo, ver al pastor en el juicio, o a la exesposa del pastor anterior, quien era su amiga. Esto hubiera servido para demostrar la percepción que la comunidad tenía de ella y lo imposible que era en sus mentes que ella cometiera un crimen tan atroz. Por cosas de la vida, Justin Timberlake es parte del elenco de la serie. El esposo de Biel da vida al jefe de policía que encabeza la investigación del crimen. Su trabajo no es memorable, y tiene un ligero toque de comedia que no va con el tono de la historia en general. Quizás ellos acordaron que donde trabaja uno trabaja el otro, no lo sé, pero alguien de más edad le hubiera aportado una variedad etaria necesaria a una historia donde nadie parece pasar de los 40 años.