Mi relación con la ciencia ficción no es la cosa más fluida del mundo. Creo que cuando siento que una película o serie no le rinde honor al género, difícilmente debería catalogarse como tal. Por mera ética y respeto básico. Bajo esta premisa, que es muy mía y nadie dice que sea correcta, recién me doy cuenta de que son pocos los riesgos que tomo cuando de aventurarme a ver algo con esta etiqueta se trata. Hace poco lo hice con Raised by Wolves, una serie que está en la plataforma HBO MAX y quedé -por decir lo mínimo- inconforme, que es mejor que decepcionado. Esta serie se ubica en un futuro distópico (porque qué sería de estas historias sin este contexto), en el cual la humanidad ha encontrado prácticamente su fin por luchas religiosas y el mal uso de la tecnología. En este marco, dos androides son encomendados con la misión cuidar a un grupo de niños humanos y formar una colonia en un planeta lejano con buenas condiciones para la vida. El plan se ve inesperadamente interrumpido y entonces es que empieza la acción.
Lo bueno
La serie cuenta con unos valores de producción nada despreciables. En cada una de las líneas históricas de la trama hay un impecable trabajo de diseño de producción -real y virtual- que no es para nada ostentoso, es orgánico e impresiona hasta donde tiene que impresionar, sin efectismos. Y la parte de la historia está totalmente a la altura de la visual. La trama no es nada tímida al plantear serios y necesarios debates en torno a temas como el fanatismo religioso, el uso de la tecnología, los prejuicios, la violencia, las emociones, la inteligencia artificial, el futuro, la vida y la muerte. Parece muy intensa, leído así, pero la historia encuentra una muy buena manera de presentar estos asuntos durante la crianza de los niños, y a la vez, la separación generacional entre los grupos activos. Al tener a unos androides como “narradores”, se tiene un muy buen punto de objetividad en cuanto a las conductas humanas y el deber ser, que poco a poco se contamina, o se humaniza, dependiendo de cómo se vea, y homogeniza las visiones. El ritmo narrativo y los finales de episodio son justo lo que se necesita para enganchar al público.
Las actuaciones están muy bien en todos los niveles, en especial los actores que dan vida a los androides logran sus personajes con más que solidez.
Lo malo
Quizás el número de líneas narrativas temporales al comienzo de la serie resulte un poco confuso. Por fortuna, eso es algo que a medida que se desarrolla la historia se va aclarando, cuando las cosas empiezan a tener más sentido y vamos conociendo mejor a los personajes. A medida que la serie avanza también se va desdibujando un poco lo que al menos a mí, en un principio, me atrapó, que es la carga filosófica que debería ser inherente a cualquier buen producto de ciencia ficción. Toda esta discusión de temas trascendentales y profundos cede terreno a más acción y drama, lo cual quizás no está mal, porque la historia debe avanzar, pero no fue lo que me vendieron al comienzo. Hubiera deseado que encontraran una mejor manera de llevar las cosas en paralelo, pero ni modo, así lo hicieron y así es. Igual, no es nada grave que haga que uno abandone la serie o se aburra (mucho).
Lo feo
Sin discusión alguna posible, para mí, lo feo de Raised by Wolves es el final de temporada. Y no por una cosa de gusto personal o que hubiera deseado que pasara otra cosa (que un poco sí). Básicamente mi problema es que el final de temporada no está enfocado en dar cierre, no digo definitivo, pero al menos somero, a ciertos temas. Todos los esfuerzos se van en sembrar nuevas intrigas para una nueva temporada. Esto es absolutamente normal, pero esos anzuelos se van lanzando durante la serie y no se concentran en el último episodio, que fue lo que sentí. No es un asunto de que las cosas queden del todo explicadas o cerradas, es un tema de dosificar la carnada. La verdad, al ver ese final del cual no haré spoilers, pensé “si no veo la siguiente temporada no me importa, con esta me doy por servido”. Y creo que esa no es ni de lejos la idea de la producción.
