Al trabajo creativo de los Javis llegué primero por Operación Triunfo, donde la dupla conformada Javier Ambrossi y Javier Calvo se encargaba de dar clases de interpretación. Allí, la verdad no me convencían (y menos después de conocer la labor de Ángel LLácer en la edición original). Igual decidí ver La llamada, la adaptación cinematográfica que ellos mismos hicieron de su obra teatral homónima. Me pareció entretenida. Visto que había sobrevivido, me lancé a Paquita Salas y quedé muy impresionado con la serie, porque llega a ser hilarante y conmovedora a la vez. Esta semana terminé de ver la miniserie La Veneno, tras mucho sortear dificultades técnicas y conseguir una clave prestada de HBO MAX. No fue sencillo acceder al producto (me niego a la piratería), pero se logró. Para quienes no lo sepan (yo no lo sabía), la Veneno fue una mujer transgénero española que logró la popularidad en los años 90 luego de ser entrevistada por una reportera mientras hacía la calle para ganarse la vida como prostituta. Este singular personaje, producto de los medios antes que las Kardashians, es el protagonista de esta serie biográfica que no solo repasa una existencia, sino que sirve a la vez como homenaje y plataforma de denuncia para una comunidad rara vez visibilizada en la pantalla. Igual, como no tanta gente la ha visto, mejor tarde que nunca. Son 8 episodios.
Lo bueno
La producción e investigación de La veneno es absolutamente impecable y está a la par de un guion que va y viene en el tiempo para contar la historia de este peculiar personaje. El trabajo de montaje es realmente bueno, y solo es consecuencia de una concepción integral del producto. Hay transiciones que más que unir escenas, cuentan parte de la historia maravillosamente.
Merece especial reconocimiento el trabajo de casting, que consiguió revivir a Cristina, la Veneno, en cada una de sus etapas. Tres actrices trans son las encargadas de dar vida a la “vedette” antes de ser famosa, durante su apogeo y en su declive. El trabajo de caracterización es absolutamente fenomenal y logra conectar la fisonomía de la protagonista con cada una de las fases de su vida. Para muchos el debate de si solo artistas trans deben interpretar a personajes trans encuentra en La Veneno un buen ejemplo de qué puede suceder cuando eso pasa.
No hay tapujos, ni eufemismos ni resquemores en La Veneno, las cosas se llaman por su nombre y pueden llegar a ser bastante explícitas. Es una historia cruda y así se presenta, cosa que se agradece en tiempos en los que cualquier cosa hiere susceptibilidades. También pone en tela de juicio el rol de los medios para crear figuras de la nada. NO es una serie infantil, pero bajo orientación, sería bueno que la vean adolescentes.
Lo malo
Cristina, La Veneno, es un personaje muy roto, con una historia triste y una sarta de malas decisiones que solo la llevaron por peores derroteros de los que ya transitaba. Esta serie está hecha desde la admiración, no hay duda. Se le presenta como una mujer valiente que no tuvo a ser quien sentía que era y enfrentó a todo aquel que no la aceptó. Eso es incuestionable. Ahora, hablar de un legado de Cristina Ortiz me resulta un poco complicado, en especial, cuando otras mujeres trans españolas como Carmen de Mairena, Bibiana Fernández, Milana Rocío, Manuela Saborido Muñoz, Antonia Soria Ramírez, Manuela Trasobares i Haro o Carla Antonelli, quienes en las mismas condiciones de mujeres trans se habían labrado ya para los años 90 carreras en diferentes ámbitos, más allá de ejercer la prostitución o aparecer en la televisión. Sí, la Veneno es sin duda un ícono pop, pero querer darle lecturas más profundas en términos de logros o impacto a una figura que realmente no los tuvo, es algo más de un fan que de un investigador. Y no se trata de juzgar cómo la Veneno decidió vivir su vida, sino de entender y analizar objetivamente sus méritos. ¿Qué era un personajazo? Sin duda. ¿Qué si vida daba para esta serie, el libro que ya existe y mucho más? Pero por supuesto. ¿Qué es un ícono de la comunidad LGTBI+? No lo sé, Creo que si bien le dio visibilidad a un colectivo, reforzó muchos estereotipos de imagen y conducta.
Lo feo
No dejarse llevar por la historia de La Veneno es difícil, porque es fascinante y está hermosamente contada. Pero eso no debe ponernos una venda ante lo que está mal. Innecesariamente, la serie cae fácil y repetidamente en lo cursi, especialmente en monólogos donde el personaje deja de hablar y empieza a expresarse el escritor, con unas reflexiones un tanto profundas, inesperadas y explicativas que no responden a la naturaleza del personaje que las recita. Eso es un poco aleccionador y -al menos a mí, me espanta, porque como televidente me siento algo subestimado. En paralelo, hay personajes que desaparecen y aparecen un poco como comodines en la historia, sin que eso tenga mucho sentido, incluso algunos que fueron muy cercanos a la Veneno.