Hay quienes odian a Drew Barrymore, bien sea por los desastres que ha hecho en su vida, por ese seseo raro que tiene al hablar o por meras cosas de química. Yo no soy de esos, no la odio. No diría que es mi actriz favorita, pero sí creo que desde que se pasó al lado de la producción fímica, si carrera empezó a tener un giro interesante. Y aunque The Stand In no es el caso una peli donde ella está involucrada en la producción, sí escapa al formato de comedia romántica y se torna un poco oscura. Si quieren echarle un vistazo, está en Netflix. Una estrella de cine venida a menos y su doble se ven envueltas en situaciones que solo tienen sentido para contar esta historia.
Lo bueno
Lo que de buenas a primeras pudiera parecer una típica comedia de usurpación de identidad va mucho, mucho más allá eso. Esta película se toma la libertad de usar el cliché como trampolín para contar una historia en la que la crítica social está más que presente. Resulta realmente actual -y no sé si por eso no vaya a resistir la prueba del tiempo- para meter el dedo en más de una llaga y sin ningún pudor. Si bien es una comedia, no es de as que saca carcajadas, pero dibuja esa línea torcida que sale de la boca y que agradece que alguien que haya tomado la molestia de escribir algo inteligente.
Lo malo
La película no tiene miedo de ser políticamente incorrecta, pero esto es más eventual que una meta. Particularmente, hubiera disfrutado más que hubieran incluido los dilemas inherentes a tanta inclusión y corrección política. Las pocas veces que lo hacen, es brillante, y es una lástima no haber empleado más el recurso.
Lo feo
Sin duda hay cosas que la historia necesita que pasen para poder avanzar, y sí, hay un poco de pereza en la manera en la que muchas de ellas se resuelven. Hay cosas que se quedan sin respuesta, convenientemente, y que si bien no son graves, le restan al haber puesto tanto empeño y ceso a un guion que pudo haber llegado más lejos de lo que llegó.