Lo bueno, lo malo y lo feo de Merlina
Antes que nada, debo confesar que siempre me invade el miedo cuando oigo que nuevas versiones de clásicos llegan al cine o la televisión, en especial, cuando se trata de productos a los que les tengo un especial cariño. Eso de que los clásicos no se tocan o son sagrados es casi una ley para mí. Más allá de la falta de creatividad que denota abordar historias ya vistas, mi temor es que nuevas generaciones se queden con lo más reciente y no lleguen a la referencia original, con lo que su valor se diluya y se pierda en la avalancha de nuevos contenidos que se generan a diario. Adicionalmente, cuando ya se ha rescatado antes una historia/universo/personajes, el miedo crece un poco, porque es como decirme a mí mismo “ya sobrevivieron una vez o dos veces antes ¿podrán sobrevivir una tercera?”. Y eso es justamente lo que me pasa con Los locos Addams y la nueva serie de Netflix, Merlina.
Lo bueno
he de comenzar diciendo que retomar una serie de culto como Los locos Addams requiere coraje. Mucho valor, en especial después de las exitosas adaptaciones que se hicieron para el cine en los años 90 y que redefinieron los personajes originales con mucha fidelidad e innovación a la vez. Todo un reto que se cumplió con responsabilidad, ética y respeto. Que ahora esta familia regrese me parece genial porque es honrar un pasado maravilloso. Que el giro que tome esté orientado al personaje femenino más joven del clan también me parece un aporte muy bueno, que se adapta a los tiempos que corren y que a la vez funciona a la perfección en términos de mercadeo y zeitgeist. Empezar a ver posibles historias individuales de cada personaje de la familia es un nicho maravilloso para desarrollar nuevas tramas dentro de un universo ya conocido, que incluso, permitiría ir al pasado y al futuro por igual, así como quedarse en el presente. Centrar la acción en Merlina, con la constante interacción del resto de sus parientes es un gran acierto. Igualmente el cast funciona muy bien. Creo que Homero es maravilloso en su papel y la rara relación que sostiene con Morticia es el mejor reflejo de lo rara que es la familia, una pareja impensable que funciona sin problemas y a pesar de los prejuicios. La aparición de Christina Ricci es un gran guiño al pasado y un plus desde todo punto de vista. Dedos, se roba el show en su papel de sidekick de Merlina y despierta ganas de ver una serie sobre él solo. El elemento más raro de los Addams originales mantiene su encanto, aunque ya no es lo más raro en esta adaptación.
Lo malo
Creo que lo que menos me gusta de Merlina es que la esencia de la familia Addams se pierde. Ellos no son monstruos, no vienen de un universo de terror, aunque sí es un universo oscuro. Ellos sencillamente -por raro que suene decirlo- son excéntricos, extravagantes, distintos, raros… Con gustos, aficiones, tradiciones, personalidades, looks y expresiones que se escapan -por mucho- de la media, pero al fin de cuentas, pueden ser personas como cualquiera. Esa sutileza, en especial en la serie de los años 60, le daba un gran valor a la historia, pues se trataba de tiempos, al menos en EEUU, de mucha intolerancia racial. Esta serie, de manera muy sutil le decía a la gente que aunque fuésemos aparentemente distintos, en el fondo éramos iguales. El hecho de que Morticia prefiriera los tallos espinosos a las rosas, que Homero tuviera una obsesión con la esgrima, que la muñeca de Merlina no tuviera cabeza y se llamara María Antonieta, era claros ejemplos de que cada cual es como es y que estaba bien ser así, que todos merecemos respeto y comprensión. En la nueva serie Merlina, ese límite de rareza se convirtió en una certeza de diferencia. Los nuevos Addams, así como el resto de los outcasts o bichos raros, son de otra especie. Ya se asume que el universo no es solo humano, en una suerte de arrebato a lo Charmed, donde todo se vale, ahora conviven con las personas seres como sirenas, vampiros, hombres lobo, criaturas llamadas Hyde y todo lo que pueda salir del sombrero del mago. Creo que esta decisión puede ir de la mano de ese otro nivel de corrección política extrema en la que ya no se trata de no ver diferencias, sino de auparlas. Antes se decía, por ejemplo, “donde tu ves colores, yo veo personas”, y ahora resulta que es ofensivo ver personas sin colores. Creo que las cosas van por allí, pero el precio fue darle poderes y una identidad a los Addams que antes no tenían. Ya la cosa no es ser raro, es ser abiertamente distinto. Adicionalmente, en la trama hay pinzas que abren y no cierran. Se plantean historias que tienen poca relevancia, al menos por ahora, como la de Bianca y su madre y la de Xavier y su padre. A pesar de que mucho de la serie ocurre en el internado de Nevermore, nunca vemos a estos chicos en clase o lo que aprenden al ser tan especiales. Solo clases de botánica y esgrima, que no son particularmente útiles en su universo.
Lo feo
Desde donde lo veo, en Merlina se perdió una gran oportunidad de contar una historia muy actual y pertinente que va a ligada al tema de cómo convivir en este mundo tan polarizado cuando hay tantas maneras de ver las cosas. Cómo enfrentarse a lo diferente, dónde trazar las líneas del respeto y la tolerancia, qué espacio ocupa cada quien, aunque pertenezca a una minoría. En tiempos de trumpistas y anti trumpistas, de pro vacunas y antivacunas, de científicos y terraplanistas, de teorías de conspiración, la salida fue irse por lo mágico y lo fantasioso. Me imagino cómo igual todo se habría podido mantener en torno a Merlina y cómo alguien como ella encaja en un mundo de normis (no en el mundo de outcasts). Las dinámicas de cómo hubiera sido llevar a un compañero de clases a su casa para hacer un trabajo y ver ese choque, o que ella hubiera ido a una casa ajena. Que se enamorara de un o una “normi” totalmente distinta a ella y que se viera el dilema de hasta de hasta donde se puede mantener la identidad o cuando hay que empezar a ceder para encajar. ¿Se avergonzaría Merlina, una adolescente en pleno, de su familia frente a todos o se pondría de su lado? ¿Podría el mundo aprender algo de los Addams y sus rarezas? Haber convertido la trama en una fusión de Sabrina con Enola Holmes, con toques de Riverdale y Harry Potter. Un éxito rotundo y esperado desde las mesas creativas de mercadeo, pero una traición a la esencia del clan Addams. No digo que no sea entretenida o esté mal hecha, solo que si busca la sutileza de antaño, no la encontrará en esta serie.