* Los creativos de la marca se atrevieron a usar materiales poco convencionales, referencias culturales profundas, y narrativas que no buscan solo agradar, sino provocar reflexión
Redacción por el periodista Julio Alcalá @julioprensaynegocios
Idol José, la firma venezolana de diseño -también conocidos como los médicos de la moda – , que ha ido ganando terreno con paso firme, presentó su colección “Tercer Pensamiento” en la Semana de la Moda de Nueva York organizada por la Fashion Designers of Latin America (FDLA), una plataforma que cada vez más se convierte en vitrina de lo mejor del diseño iberoamericano.
“No sólo usamos lo que ahora nos califica como promotores de la moda sustentable,” dijo Idolfredo Hernández tras su desfile, “sino que también trabajamos con telas que normalmente no se usan, para abrir el compás de quienes entienden la moda… y de quienes aún no.” Su intención parece no ser tan solo estética, sino conceptual. Quiere que el espectador se cuestione, no quede indiferente, piense.
https://www.instagram.com/
La colección es una mezcla de valentía textil y nostalgia cultural por Venezuela, país de origen de la firma. Cuadros, cachemira, cuero sintético en todas sus versiones: cada prenda tiene algo que decir. Pero más allá de la técnica, lo que emocionó fue el homenaje a los llanos venezolanos, a la tierra que los vio nacer, y a la mujer venezolana, siempre presente en su imaginario.
Compartió pasarela con otros destacados diseñadores latinos. Su propuesta se planta con fuerza y autenticidad desde Nueva York ante el mundo. “Esto es parte de lo que llamamos Idol Fashion,” explica, “una cultura que va más allá de lo que se otorga socialmente como correcto.” En tiempos donde la moda parece repetirse, Idol José propone pensarla de nuevo. Pensar distinto.
https://www.instagram.com/
El cierre fue pura emoción: la tonada “Luna Llena” de Simón Díaz envolvió el desfile como un abrazo. Es un guiño a sus raíces y una declaración de amor a su país. Idol José no desfiló simplemente una colección: ofreció una visión. Y lo hizo con la sofisticación que no necesita alzar la voz para ser escuchada. Hay algo profundamente conmovedor en ver cómo una firma joven deja de anunciar promesas y empieza a ocupar espacio con convicción en los escenarios globales. Lo que vimos en Nueva York no fue solo moda: fue una declaración de futuro, tejida con memoria, identidad y una elegancia que no busca solo aprobación, sino dejar huella en el tiempo.
