Nombrar a Amanda Salazar, tal vez no haga clic inmediato con muchas personas, pero si hablamos de la Musu, a casi 400 mil seguidores orgánicos y fieles les vendrá una expresión de cariño, una sonrisa o hasta una picardía a sus rostros.
Ella es una joven venezolana, súper simpática y “echada pa’lante”; es mamá y además, es esposa de un argelino musulmán encantador. Hace años trabajó en un puesto administrativo del ferrocarril, pero su talento para maquillar ya estaba poniendo los highlights para lo que se venía. Poco a poco y con mucho demostrar su arte y su talento, se ha convertido en un referente y un personaje en redes sociales, ¿y quién no sabe quién es La Musu?
Bajo ese apelativo cariñoso, pegajoso, súper simpático y jovial, esta chama ha cambiado paradigmas y se ha convertido en la amiga que todos queríamos tener, esa “panita” que enseña a maquillar, comparte su día a día, rifa cosas que queremos, nos abre una ventanita de su hogar, nos contagia de su buen humor y sobre todo, de su ímpetu y su desparpajo, así como de sacar la mejor versión de cada uno de nosotros, porque “eso ti te tiene ella”, no te genera complejos ni pretende que ninguna mujer se parezca a otra y hasta nos ha mostrado su evolución profesional y personal paso a paso.
La Musu siempre está disponible, gracias a la omnipresencia de las redes sociales, “chama, te tengo esto”, su canal de YouTube cuenta con más de 250 mil suscriptores, pero eso no le ha despegado los pies de la tierra, como a muchos otros “influenciadores”.
Ella comenzó todo este emprendimiento cuando estaba pasando por un momento difícil en su vida, estando embarazada de su tercer hijo, viviendo en casa de su madre, en tiempos en los que su sueldo no le alcanzaba para mucho y además trabajaba para la administración pública. “Esos momentos bordes que movilizan, me llevó a tomar la decisión de pedir un crédito de 5000 Bs y comenzar un curso”.
Preguntarle sobre su hiyab es obligatorio, porque ese Salazar definitivamente no lo asociamos de forma natural con esa pieza propia de la religión islámica, pero ella me explicó que ser musulmana fue su elección y es un orgullo, de hecho ha sido un elemento diferenciador que la ha ayudado mucho.
Pero “La Musu” decidió que sus tutoriales increíbles en donde hasta la menos diestra en las artes del make up, (como yo) salió con un datico o un aprendizaje de algo que estaba haciendo mal, Ahora ella, además de continuar con su propia marca de cosméticos, se ha propuesto compartir un estilo de vida más saludable y seguir inspirando a las mujeres a que, con lo que tienen a su alcance, ser su mejor versión cada día.
Recientemente la Musu decidió ponerse en manos del Dr. Omar Orsini, y cambiar de manera radical su cuerpo, eso sí, sin misterios ni secretos; nos compartió sus dolores, inflamaciones, sus cuidados y todas las estrellas que tuve que ver para ser aún más bella.
Si con unos kilos de más, la Musu jamás mostró ningún complejo ni inseguridad, imagínense ahora, ahora si que llegó para no dejar piedra sobre piedra y lo mejor… para movilizar buena vibra y energía de la buena para que las mujeres que no se atreven a cambiar o incluso a aceptar sus cuerpos, aprendan a comer más saludable, porque hasta la acompañamos a comprar frutas!
Sin duda el placer de ser La Musu, es convertirse en una bandera de energía positiva, de vivir sanamente la vida y de mejorar siempre. compartiendo con gente querida.