Cuando me enteré de que HBO Max tenía en su catálogo un documental sobre Menudo, me alegré. Y no porque sea o haya sido fan de la agrupación, sino porque tras ver el desastre monumental y vergonzoso que hizo Amazon Prime con una serie de ficción inspirada en la historia del grupo boricua llamada Súbete a mi moto (esas pelucas, por Dios), era más que necesario -en nombre al respeto que se debe tener hacia un hito de la música latina- hacer las cosas bien. En tan solo 4 episodios esta serie recorre las luces y sobras de este fenómeno pop de manera seria y comprometida, tocando los puntos incómodos y recordando con la nostalgia justa, que no empalagosa, lo que significó esta agrupación para tantas generaciones. Se llama Menudo: Siempre jóvenes.
Lo bueno
De entrada, hay que decir que esta serie se propuso hablar de manera tan honesta como le fuera posible de un fenómeno cultural que empezó a finales de los años 70 en Puerto Rico y que poco a poco fue conquistando el mundo. Si Menudo no llegó más lejos no fue por falta de visión, fue por un mal manejo interno de muchas cosas, y eso queda evidenciado con los testimonios de representantes de muchas de las camadas que pasaron por las filas del grupo. Que haya una pluralidad de visiones le suma mucho a la serie, así como material de apoyo que no solo ilustra, sino que lleva directamente al momento a quienes tuvieron la oportunidad de vivirlo. Se habla, casualmente, de lo bueno, lo malo y lo feo de lo que significó Menudo. Sin cortapisas y sin resquemores. Si se hieren susceptibilidades, hubo oportunidades para defenderse que desperdiciaron los “afectados”. No hay relleno, aunque sí ciertas faltas, pero sin lugar a dudas es un balanceado viaje al pasado que no se ancla en la nostalgia que le traerá a los fans del grupo muy buenos recuerdos.
Lo malo
Debo decir que si algo no me gustó de la serie fue la estructura. Se supone que se mantenía una línea temporal que se ilustraba con el cambio de los integrantes de Menudo, pero lo cierto es que del tema que se hablaba no siempre coincidía con esa guía. Comenzaba un divorcio definitivo para quienes no conocemos la historia del grupo a la perfección que se apalancaba en la confusión. Sin que sea necesariamente algo malo, sí me pareció que le hubiera sumado a la serie definir si iba a ser algo en español o en inglés, y no esta fusión rara que no llegaba a entenderse. Muchos de los que declaraban en inglés, hablan español, lo han hecho toda su vida. Quizás fue una manera de reflejar esta cosa puertorriqueña de vivir dos realidades, pero realmente no le vi sentido a esta decisión.
Lo feo
Considero que lo más lamentable de Menudo: Siempre jóvenes, es no contar con las declaraciones del creador del grupo, Edgardo Díaz,o el coreógrafo, Joselo Vega. Sus testimonios hacen falta no para defenderse, sino para balancear el producto. No puede decirse que sea una falla de la producción. Ellos fueron convocados y declinaron participar. Otra cosa que eché en falta fue una visión desde la fanaticada y la prensa. En cada uno de estos casos, se hace de forma muy superficial y se desaprovecha la oportunidad de darle un abordaje más integral al tema, desde lo que fueron los clubes de fans hasta las revistas especializadas en el grupo. ¿Se corre el riesgo de alargar la serie? Posiblemente, pero entonces el rumbo es buscar las mejores y más representativas fuentes para hablar. Con todo y las fallas que tiene, Menudo: Siempre jóvenes reivindica a una agrupación fundamental en el pop latino y se deslastra del mediocre abordaje que hizo la serie de ficción hace pocos años. No se trata de complacer a los fans, se trata de darle a cada uno el lugar que merece con el respeto que se ha ganado con su trabajo. Por fortuna, esta serie lo hace.