La buena y humana actuación ante los pacientes es tan importante como el diagnóstico y el tratamiento.
El dar malas noticias es un área importante en medicina, sobre todo en especialidades tales como: oncología, medicina de emergencia, cuidados críticos, cuidados paliativos, neurología, geriatría entre otras, y de menor frecuencia en otras, abre diálogo el Dr. Sunil Daryanani, oncólogo médico. Es aún un reto mayor, apunta, cuando las noticias son insospechadas, o cuando el paciente dirige su ira y frustración a su médico; de hecho, la gran mayoría de los pacientes quiere conocer la verdad.
“La buena comunicación para afrontar estas conversaciones complejas, es parte esencial de la labor médica, y es importante destacar este elemento como una destreza, y no esencialmente como el arte de la medicina”. Es importante destacar que en algunos países, el dar malas noticias, es una asignatura en el pensum curricular de pre- y post-grados, e incluso es entrenamiento mandatario para algunas especialidades médicas, acota.
El paciente tiene el derecho a información clara y veraz
Tradicionalmente, la experiencia y las vivencias personales eran los elementos catalogados como importantes para realizar dicha labor, pero hoy en día es ampliamente reconocido que el correcto cumplimiento de esta importante labor depende de entrenamiento, reflexión y empatía como factores cardinales, agrega. “Los principios éticos son la base fundamental que sustentan el buen proceder, y entre ellos están: el derecho a información clara y veraz, la autonomía de los pacientes, su participación en la toma de decisiones, comprensión y empatía, así como compromiso con el paciente y respeto a la confidencialidad”.
Existe toda una metodología a seguir, para la mejor aproximación a esta dura labor, que requiere de planificación y concentración, ya que es una actividad estresante para todas las partes involucradas, y con facilidad en muchos casos es evitado. “No debe ser tratado como una conversación de pasillo, un mensaje de voz u otra medida informal; es importante enfocar en esta acción al paciente con sus propios intereses y deseos en el centro de nuestra atención”. Es importante, como profesional, desprenderse de elementos personales muy directos, y de la posibilidad de transferencia u otros mecanismos individuales que menoscaben la atención que se le debe prestar al paciente. El comunicar malas noticias debe ser un acto formal, solemne sin dejar de ser empático; es fundamental no confundir la formalidad con la carencia de empatía.
Los médicos hoy en día, no sólo tienen que lidiar con los gigantescos avances en biología molecular, diagnóstico, terapéutica, medicina basada en evidencia, sino que también deben enfrentar el lado práctico y cotidiano de la vida de sus pacientes, puntualiza
“El poder tener ese primer chance, le puede disminuir sufrimiento y angustias al paciente y a sus familiares, al recibir una versión veraz, coherente y científica; sin elementos fantasiosos, o de realismo mágico, que de otra manera recibirían de su entorno inmediato”. El distanciarse ante estas situaciones, evitarlas, o aún tergiversar la información tratando de convertir los hechos en noticias menos traumáticas, frecuentemente produce reacciones adversas en el paciente, entorpecen su desenvolvimiento y tratamiento, generando desconfianza en su médico, concluye Daryanani.
“El que nuestros pacientes puedan contar con información, con nuestra guía y soporte, con nuestra apertura para discutir todos sus temas emocionales y espirituales, facilita la capacidad de nuestros pacientes a progresar de una posición de desesperanza a una de aceptación”. Y de esta manera extiende una invitación a sus colegas a que reexaminen su posición y actuación antes estas difíciles situaciones, recordándoles que siempre hay espacio para mejorar el desempeño. “El dar malas noticias es uno de nuestros mayores retos, y al final, el balance puede ser muy positivo”.